sábado, 18 de julio de 2009

Crisis de existencialismo



“ Los dioses habían condenado a Sísifo a hacer rodar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Habían pensado con alguna razón que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.”
Así empieza Albert Camus su “mito de Sisifo” trazando un paralelo entre Sisifo y el hombre que como dice Camus nace para morir.
Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por sus tormentos. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su pasión por la vida, le han valido este suplicio indecible en donde todo el ser se emplea en no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra.
Si este mito es trágico, es porque su protagonista es consiente. ¿Dónde estaría, en efecto, su pena, si a cada paso le sostuviera la esperanza de triunfar?. El obrero de hoy trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo. Pero no es trágico sino en los raros momentos en se hace consciente. Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su condición miserable: es en ella que piensa durante su descenso. La clarividencia que debía constituir su tormento, consuma al mismo tiempo su victoria. No hay destino que no se supere con el desprecio.
Alguna vez se ha preguntado por la razón de vivir el por qué y para que vive si la vida tiene sentido o sólo somos los dados eternos de Vallejo
“Dios mío, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.”
Pero no hay por que desesperarse mejor dejarse llevar por las más de cien razones que tiene el cantautor Joaquín Sabina mas bien yo creo que las razones para vivir son más de mil pero en fin cada quien tiene la suya
Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los
trenes, la risa, los bares, tenemos la duda y la
fe, sumo y sigo, tenemos moteles, garitos,
alteres.

Tenemos urgencias, amores que matan, tenemos
silencio, tabaco, razones, tenemos Venecia,
tenemos Manhattan, tenemos cenizas de
revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente, tenemos
costumbres, pudores, jadeos, tenemos la boca,
tenemos los dientes, saliva, cinismo, locura,
deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga, los pies
en el barrio, y el grito en el cielo, tenemos
Quintero, León y Quiroga, y un bisnes
pendiente con Pedro Botero.

Más de cien palabras, más de cien
motivos para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos un as escondido en la manga, tenemos
nostalgia, piedad, insolencia, monjas de Fellini,
curas de Berlanga, veneno, resaca, perfume,
violencia.

Tenemos un techo con libros y besos, tenemos el
morbo, los celos, la sangre, tenemos la niebla
metida en los huesos, tenemos el lujo de no tener
hambre.

Tenemos talones de Aquiles sin fondos, ropa de
domingo, ninguna bandera, nubes de verano,
guerras de Macondo, setas en noviembre, fiebre de
primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas, que
importa, lo siento, hasta siempre, te quiero,
hinchas del atletic, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.


Tenemos el mal de la melancolía, la sed y
la rabia, el ruido y las nueces, tenemos el agua
y, dos veces al día, el santo milagro del
pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes; Lennon y
McCartney, Gardel y LePera; tenemos
horóscopos, Biblias, Coranes, ramblas en
la luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas de
islotes son nombre ni ley ni rutina, tenemos
heridas, tenemos medallas, laureles de gloria,
coronas de espinas.

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
ángeles caídos, barquitos de vela,
pobre exquisitos, ricos miserables, ratoncitos
Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron, y un alma
en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas, Quijotes y
Sanchos, Babel y Sodoma, abuelos que siempre
ganaban batallas, caminos que nunca llevaban a
Roma.

Viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido y radiante

quizá más lo primero
que lo segundo
y también viceversa

Mario Benedetti

domingo, 5 de julio de 2009

A proposito del arresto ciudadano


El primero de julio del presente año entran en vigencia para todo el territorio nacional los artículos 259 y el artículo 260 que es el referido al arresto ciudadano, esta institución no es novedosa pues está prevista en otras legislaciones, pero el tema de fondo es saber interpretar términos tales como:
Arresto.- Con referencia al Derecho Procesal, es el acto ejecutado por autoridad competente de aprehender a una persona de la que se sospeche que haya cometido un delito o contravención, y retenerla detenida por breve tiempo, hasta que intervenga el juez que ha de entender en el asunto. En definitiva, el arresto equivale a lo que otras legislaciones, entre ellas la argentina, denominan detención.
Flagrancia.- Lo que se está ejecutando o haciendo en el momento actual. I DELITO. Hecho delictivo que se descubre en el momento mismo de su realización; y cuya comisión en público, ante diversos testigos, facilita la prueba y permite abreviar el procedimiento.
(Diccionario Jurídico elemental Dr. Guillermo Cabanellas Ed. 2003)
El nuevo Código Procesal Penal faculta a que cualquier ciudadano pueda detener a un delincuente en el momento preciso que comete el hecho delincuencial y entregarlo sin perdida de tiempo a la autoridad policial, una detención admite intrínsecamente el uso de la fuerza para lograr el cometido es allí donde nos topamos con el primer problema el o los ciudadanos que detienen ¿sabrán usar el criterio de proporcionalidad? No nos olvidemos que un arresto mal efectuado puede traer como consecuencia para el que lo ejecuta que sea denunciado por secuestro , lesiones, Etc. Segundo punto cuando nos encontramos frente a un hecho delictuoso entendible de acuerdo a las reglas de la conducta social como por ejemplo hurto, violación, daños, no habrá ningún problema, si por el contrario el ciudadano tiene que valorar la conducta si es ilícita o no dentro de las amplias conductas típicas que determina el Código Penal pues la norma sólo se refiere a la flagrancia del delito en general, no especifica sobre que conductas aplicar el arresto ciudadano, se me ocurre una cosa si un ciudadano es testigo de un delito muy habitual que es el de la “coima” a un policía delito previsto en los artículos 393, 394 del Código Penal ¿Podrá detener al policía y conducirlo ante la autoridad policial? Bueno en teoría si es posible pero, fácticamente deviene en un contrasentido.
comentario.- No tengo mayor información pero sospecho que al igual que muchas otras leyes son calcos y/o remiendos que hacen nuestros legisladores aplicando una técnica jurídica digna de un discípulo del Dr. Frankenstein, el arresto ciudadano es una práctica de la edad media derivada del Common law la finalidad era mantener el orden en los lugares donde no había presencia de la autoridad competente , si trasladamos esta situación a nuestro país nos damos cuenta que la realidad peruana es similar la presencia policial es nula inclusive en muchas áreas de lima metropolitana en otros casos es ineficiente el accionar de la policía nacional que llega mal y tarde a socorrer al ciudadano ¿esto es responsabilidad de quién? Acá tenemos dos caminos , el primero y lógico es que el estado tiene la obligación de garantizar la seguridad a través de sus organismos competentes llámese policía nacional gobiernos locales, no puede el estado sustraerse de esa obligación , de esto es responsable la clase política que debe ponerse a la altura de las circunstancias y salir de esa miseria moral en la que se encuentra postrada, y la segunda opción ya que se está afianzando una suerte de alguaciles empíricos amparados en la ley el siguiente paso es crear tribunales populares y juzgar a los delincuentes en juicio popular sumario y de única instancia.