domingo, 7 de noviembre de 2010

AUSENCIA DE DIOS

Digamos que te alejas definitivamente

hacia el pozo de olvido que prefieres,

pero la mejor parte de tu espacio,

en realidad la única constante de tu espacio,

quedará para siempre en mí, doliente,

persuadida, frustrada, silenciosa,

quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,

tu corazón de una promesa única

en mí que estoy enteramente solo sobreviviéndote.

Después de ese dolor redondo y eficaz,

pacientemente agrio, de invencible ternura,

ya no importa que use tu insoportable ausencia

ni que me atreva a preguntar si cabes

como siempre en una palabra.

Lo cierto es que ahora ya no estás en mi noche

desgarradoramente idéntica a las otras

que repetí buscándote, rodeándote.

Hay solamente un eco irremediable

de mi voz como niño, esa que no sabía.

Ahora qué miedo inútil, qué vergüenza

no tener oración para morder,

no tener fe para clavar las uñas,

no tener nada más que la noche,

saber que Dios se muere, se resbala,

que Dios retrocede con los brazos cerrados,

con los labios cerrados, con la niebla,

como un campanario atrozmente en ruinas

que desandará siglos de ceniza.

Es tarde. Sin embargo yo daría

todos los juramentos y las lluvias,

las paredes con insultos y mimos,

las ventanas de invierno, el mar a veces,

por no tener corazón en mí,

tu corazón inevitable y doloroso

en mí que estoy enteramente solo

sobreviviéndote.




Mario Benedetti

lunes, 19 de julio de 2010

AI APAEC



Cuando era niño fuimos la ciudad de Trujillo ubicada en el departamento de La Libertad a visitar a unos parientes, en ese entonces yo tenia nueve años recuerdo que fuimos bien recibidos y despues del descanso de rigor empezaron las visitas a diferentes lugares. Nos llevaron a apreciar la denominada en ese entonces ciudadela de Tschudi (Hoy Palacio Nik An) en el complejo arqueológico de Chan Chan también fuimos a Paijan un pueblito cercano a Trujillo después quedaron en visitar la huaca del Sol y La Luna pero a mi me llevaron al balneario de Huanchaco donde mi tío tenía una casa de playa demás esta decir que me divertí de lo lindo con mis primos, pero se me quedo en la mente la visita que hicieron los mayores a las huacas del Sol y la Luna, bueno después de más de 30 años por no decir 40 visité los templos en mención que están ubicados en el bello y feraz valle de Moche a cinco kilómetros de la ciudad capital, la entrada no tiene señalización y hay que guiarse instintivamente por los restaurantes con nombres alusivos a las huacas, al llegar me di con la sorpresa de que la huaca del Sol no está abierta al público ni tampoco tiene trabajos de investigación arqueológica por falta de presupuesto algo que llama la atención ya que al entrar a Trujillo específicamente Virú, moche existen centenares de Ha. de cultivos destinados a la Agro-industria que le deben generar considerables ingresos al gobierno regional de La Libertad bueno pero ese no es el asunto que quiero comentarles al estar cerrado el recinto de la huaca de el Sol solo me quedo visitar el templo de la Luna, la primera impresión que tuve es de que estos restos arqueológicos ponen en evidencia el notable desarrollo arquitectónico de la cultura Mochica que se ubica en el tiempo al rededor del siglo I a IX de nuestra era.

El templo de La Luna era un lugar de rituales religiosos en el cual se realizaban ceremonia en honor al dios Muchik AI APAEC o dios degollador los Moches lo representa en los grabados que se encuentran en el templo con un rostro antropomorfo con dientes de felino y olas al rededor , en este templo las ofrendas que se hacían eran sacrificios humanos , dicen los especialistas que para la sociedad mochica era un alto honor ser sacrificado en honor a su Dios.


La construcción es imponente, hecha por niveles cinco si mal no recuerdo el estar superpuestos ha permitido la conservación y evitado el saqueo y depredación que lamentablemente ha dañado irreparablemente mucho de nuestro patrimonio cultural.